jueves, 16 de mayo de 2013

Leyenda de Chigmecatitlán Dayúu Tsíumí




Esta leyenda acontece en la región de Puebla, en un pueblo llamado Santa María Chigmecatitlán, pertenciente a la región de Tepexi de Rodríguez. El Tsíumí, nombrado en lengua mixteca, significa tecolote. Según la creencia de las personas de la región este animal tiene la capacidad de trasformarse en persona o en otros animales.

Me contó don Porfirio que en una ocasión cuando era niño él escuchó cómo un vecino suyo tuvo un encuentro desafortunado con este animal. 

Dice que anteriormente en el pueblo, para abastecerse de agua, para tomar o para el uso personal era necesario bajar a las piletas, en donde con animales de carga las personas bajaban para llenar sus cantaros, en dicho lugar la mayoría de la gente bajaba a bañarse. 

... Una madrugada cuentan que salió una joven muy hermosa para irse a bañar, como todas las mujeres de pueblo lo hacen entre las cinco y seis de la mañana, ese día Juan vio cómo su vecina salía rumbo a las piletas y decidió seguirla, ella se dio cuenta que la seguían y en vez de molestarse, provoco más a Juan con su modo de caminar y haciéndole señas indicándole que la siguiera.

Llegando a la barrancas ella comenzó a bajar rápidamente y se dirigió a las piletas para bañarse, se detuvo en los manantiales, aguardando a que Juan la pudiera alcanzar. Juan la miró de espaldas en las piletas cubría su rostro con un precioso rebozo, así que corrió en donde se encontraba y la abrazó estando de espaldas, tomándola de la cintura y le dijo Juan a ella al oído: “Náa Víun, Naá Shóyuú Naná Peéshú” que en lengua mixteca significa como: “Eres hermosa, Como me gustas mamacita”, al decir estas palabras, aquella hermosa mujer se volteó para mirar a Juan, y se trasformó en un tecolote, con sus alas abatió el rostro de Juan, quien cayó desmallado de la impresión. Dicen que algunas personas que bajaron a las piletas lo encontraron tirado, y entre varias personas que bajaban a las piletas lo llevaron cargando hasta su casa, dice la gente que en lugar donde lo encontraron se sentía un olor que en mixteco dicen “Ná Kúua”, que significa amargo, es decir que el ambiente se llenó de un olor amargo, que solo el Tsíumi o el zorrillo tienen esa capacidad para provocar.

Juan fue llevado a su casa y después de días de estar en cama, porque lo espantaron y en tratamiento para curarlo de espanto, contó su encuentro que tuvo con el Tsíumí en las piletas de Chigmecatitlán.

El original de este texto se encuentra en: